A partir de ese momento, le dio “sopafobia”, no te miento
Si en su ropa caía una gota de sopa
se la sacaba y la vendía y se escondía todo el día
Una vez le dió mucha fiebre y cuando le recetaron sopa caliente,
Salió corriendo como una liebre.
Lo mandaron a terapia para sacar su temor
y hizo acopio de todo su valor. Primero sintió su olor
y luego, su calor y finalmente su sabor
creyó que se iba a volver loco, pero le empezó a gustar poco a poco
Al rato le encantaba, y de tomar sopa, no paraba
de la sopa se hizo un fanático, tanto que lo creyeron un lunático
Este cuento acaba así, ¡oh, sí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario